Puede que no dijiste
mientras cacheteabas la almohada
intentado resucitar sus redondeces
Puede que sí
que sigan habiendo conejos multicolores
en mi vieja galera desvencijada
y dibujos con sonrisas baratas
como pescados rancios
en oferta
Gruñidos te sigo robando
extravíos violetas
desmenuzados gemidos
que gotean
en mi aliento aguardentoso.
Aún centellea
el salitre de mi boca