domingo, 25 de octubre de 2009

Desde Terapia Intensiva

No me queda la menor duda
que fue una pésima idea quererte

Más aún cuando siento como la insulina
va infiltrando mis venas
mediante un bombeo - que suena
como el chistido con el que tanto te gustaba
hacerme callar (¡shhhhhhh!) -
y que busca lograr el equilibrio
de la glucemia
El mismo que mi corazón perdió
ese jueves después de tu llamada

Por el oxígeno no hay problema
La máscara empieza a molestarme
pero dicen que ya “saturo”
¡Increíble! A pesar de todas las muestras
de sangre
orina
y vaya a saber cuántas cosas más
que me habrán hecho
mientras dormía el agridulce sueño
del estar en coma
nadie pudo saber que estaba saturado
de otras cosas
deudas
bancarrota
separación
ácidos comentarios
tu estocada final
¡Saturado de amor hasta los huevos estaba!

Lo que realmente me jodía
era la sonda nasogástrica
tanto que me la arranqué de un tirón
entre los gritos de enfermeros y médicos

Me amarraron como loco
que creen que soy.

En fin
tendrán sus razones
después de todo

Por las dudas
hay un policía de consigna
en la puerta de la sala
que cada tanto viene a cerciorarse
que no me desate y salga corriendo
desnudo por el centro de la ciudad
con cables y mangueras colgando
de mi cuerpo

Yo apenas lo distingo entre la niebla
de las drogas

Con la sonda vesical
no hay nada que hacerle
me duele y arde
como la puta madre
como nada que recuerde
en esa zona de mi cuerpo
pero tengo el consuelo
que hinchada como está
aparenta ser más grande
para deleite de las enfermeras
o eso quiero creer para poder reírme
por lo bajo
un ratito

Tengo que dormir

En unas horas
dicen que habrá visitas
que vendrán
mi madre
mis hermanas
que me traerán sonrisas
de regalo
(los dulces se los incautan
en la entrada me cuentan
no sin cierta ironía)

No me queda la menor duda
que tu dulzura al final me fue amarga
que me subió el azúcar acremente
que fue una pésima idea quererte
y peor aún escribir un poema
casi sin poder mover la mano
con la lapicera prestada por el enfermero
y en un toallita de papel
en la que la tinta se disfuma
rápidamente
casi tanto
como tu amor.

2 comentarios:

Ketzalli Torres dijo...

Qué fuerte, Ignacio. Eso del amor no deja nada bueno. Pero qué mejor que estás de vuelta en las calles, pateándole el culo a la vida. No te dejes y no la dejes (a la vida). Salud y larga vida!

José Emilio Tallarico dijo...

Qué gusto, Ignacio. Estas son las intensidades que pide a gritos la poesía. Hace rato que no nos vemos como para indagar sobre "verosimilitudes", ya charlaremos, claro, por lo pronto, un gran abrazo de fin de año, mis deseos de salud y poesía, y te repito, fue un gusto leer este texto. José